Juan Carlos Arévalo tiene 90 años y sigue esperando que la Justicia reconozca el usufructo sobre la propiedad que compró en la década del 80' donde construyó su casa. La propiedad está a nombre de su hijo, quien despojó a su padre de la casa en la que vivió hasta hace semanas. Tras varias denuncias cruzadas por violencia y agotadas las instancias de diálogo, Javier Silva -su abogado-, presentó un pedido de desalojo contra otro de sus hijo y nuera y esperan por la resolución judicial
"Vivo en el inmueble de calle Colon 1080 de la ciudad de San Pedro desde toda la vida, habiendo comprado con mi difunta esposa el terreno, nos ocupamos de construir la casa que a la postre resultaría el hogar conyugal y donde también vivirían nuestros hijos. Con el tiempo, cada uno de ellos fue tomando su propio camino. En mis últimos años decido trasladar la nuda propiedad a uno de ellos. Sin embargo y bien aconsejado legalmente decido reserva el uso y goce del inmueble para los pocos años de vida que podrían quedarme", reza el escrito presentado por Javier Silva ante el Juzgado de Garantías de San Nicolás interviniente en la causa penal que inició Juan Carlos Arévalo, acompañado por su hijo menor, contra otro de sus hijos por el despojo de su casa. En el mismo texto piden a la Justicia que avance con el desalojo de la vivienda y la restituya al hombre de 90 años.
Como lo contó a San Pedro Hoy Juan Carlos pasa sus mañanas y tardes sentado en un silla de comedor, en uno de los extremos de la mesa, mirando la televisión. En la casa del menor de sus hijos, a menos de 30 metros de la suya. Por las noches duerme en un sillón del living porque las habitaciones están en el primer piso, donde no hay baño, y por su estado de salud y su condición física no está en condiciones de subir y bajar escaleras. Asegura con la voz cortada por la angustia que, de no ser por su hijo, estaría en la calle.
En diciembre de 2023 Juan Carlos fue internado en el Hospital Sadiv por una neumonía. Al recuperarse volvió a su casa y allí lo esperaba uno de sus 6 hijos -que consiguió trabajo como chofer en una reconocida institución de la ciudad-, con su nuera y nietos; quienes habían decidido regresar desde Córdoba a vivir a San Pedro y, en acuerdo con el resto de sus hermanos, asumir el cuidado de su padre -y por supuesto convivir con él-. Juan Carlos estaba contento de tener a su hijo y a sus nietos en su casa sin imaginar lo que vendría. Cuenta que, cuando su hijo, nuera y nietos venían a visitarlo desde Córdoba y se quedaban en su casa se angustiaba al verlos irse. Tal era la tranquilidad de recibir y albergar a su hijo que el propio Juan Carlos le pidió a la mujer que lo cuidaba que no vaya más porque ahora “iba a cuidarlo su hijo”. Así consta en el expediente judicial que fue abierto desde que comenzaron las denuncias cruzadas entre Juan Carlos, dos de sus hijos y dos de sus nueras; la empleada doméstica y hasta una vecina, por presuntos hechos de violencia dentro y fuera de la casa de calle Colón, la misma que Juan Carlos construyó con sus propias manos y de la que se tuvo que ir, dice, por miedo.
Juan Carlos vivió con su esposa y sus 6 hijos (5 varones y una mujer) en calle 9 de Julio al 400. Albañil de profesión, ayudó a la mayoría de sus hijos a construir sus casas a medida que se fueron independizando. A finales de la década del 80' compraron con su esposa un terreno sobre calle Colón al 1000 y decidieron ponerlo a nombre de su hijo mayor pero con un detalle que, 40 años después, puede ser clave en el enfrentamiento con otro de sus hijos: el usufructo de la propiedad lo tiene Juan Carlos. En ese terreno levantó su casa y vivió hasta hace poco menos de dos meses. Su hogar, su ropa, sus muebles y sus recuerdos están hoy a 30 metros del sillón en el que duerme.
Su hijo, quien actualmente ocupa la casa, exhibe ante la Justicia una escritura -legítima- que acredita su propiedad -cedida por su hermano-, mientras que el hombre de 90 años se defiende con el usufructo a su nombre, lo que le daría derecho a explotar la propiedad hasta su muerte, más allá de las decisiones que hayan tomado sus hijos respecto de la titularidad de la vivienda. “Mi propio hijo, ¿sabés lo que es eso?”, lamentaba Juan Carlos semanas atrás al explicar lo que pasaba después de declarar en la Comisaría de San Pedro.
"La jurisprudencia, ha sostenido la procedencia de la restitución de inmuebles a favor de los titulares de derechos reales de usufructo, destacando la protección especial que la ley otorga a las personas mayores en situaciones de vulnerabilidad habitacional o de salud", plantea Silva en el escrito presentado ante la Justicia y agrega: "La doctrina coincide en señalar la obligación de los herederos o cesionarios de respetar los derechos del usufructuario, especialmente cuando estos derechos se encuentran debidamente registrados".
Ahora esperan la resolución judicial para avanzar en el desalojo de su hijo y nuera ya que confían que la Fiscalía que instruye la causa, a cargo de María del Valle Viviani, acompañaría la presentación hecha por parte de la querella
Si llegaste hasta acá y te interesó el artículo podés ayudarnos a seguir creciendo, permitirnos abrir las puertas a nuevas miradas y voces que analicen la realidad de la ciudad; y trabajar sin condicionamientos. Suscribite