Domingo Novaro fue condecorado con la máxima distinción que entrega el Regimiento de Granaderos a Caballo por su actuación en Malvinas. "Fue muy emotivo, muy emocionante", aseguró
En el acto organizado para homenajear al General Belgrano en un nuevo aniversario de su paso a la inmortalidad, el Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín distinguió a un grupo de Veteranos de Malvinas "que supieron acudir al llamado de la patria con valor y heroísmo", estando destinados en el regimiento de granaderos y que formaron parte del Escuadrón Pringles y cruzaron a las Islas Malvinas con la misión de reforzar las unidades de Puerto Argentino.
El excombatiente sampedrino Domingo Ángel Novaro fue uno de los que recibió La Orden Ecuestre Militar Caballero de los Andes", la máxima condecoración del Regimiento de Granaderos a Caballo; y también el arma de caballería del Ejército. "Fue muy emotivo, muy emocionante", aseguró Novaro.
"Con mi asistente de ametralladora estuvimos siempre en contacto, pasamos navidades juntos, queda un lazo de hermandad", contó el veterano de guerra y agregó: "Soy padrino de un hijo, él de una hija mía, queda un vínculo muy grande entre gente que ha estado en la guerra". "Con el resto de los Granaderos tenemos un grupo de whatsapp, estamos desparramados", agregó en diálogo con La Radio 92.3.
Novaro integró el Escuadrón Pringles, formado en 1982. Granaderos seleccionó 150 entre mil soldados, de los cuales sólo diez cruzaron a Malvinas. El sampedrino combatió en la primera línea, en el Monte Harriet, junto al Regimiento 4. "Decidieron otorgarnos esta condecoración por nuestro esfuerzo", destacó quien además fue prisionero de guerra hace 40 años.
"No sé si fue ocultado, todo dependió de cada jefe de Regimiento", analizó Novaro sobre lo ocurrido en la isla durante el conflicto bélico, y agregó: "Siempre tratamos de malvinizar nosotros, que los jóvenes conozcan nuestras vivencias, contarles la verdad, porque muchos hablan por nosotros. Estuvimos callados mucho tiempo, no contamos la verdad, tuvimos algo de culpa. O en realidad no culpa, sino que uno tiene un proceso de tiempo para poder contarlo".
"Carlos Argentino Acuña, que estuvo en el acto, fue herido en combate. En continente estuvo en Campo de Mayo, en el Hospital. Pasó dos meses internado por heridas en la rodillas. Cuando le dan el alta vuelve caminando al regimiento y se presenta en la Guardia. Los que estaban en la Guardia lo miraban y no le creían", contó Novaro, graficando parte de las vivencias de los excombatientes tras la guerra.
"La familia siempre acompañó", destacó y habló del vínculo con sus hijas: "Muy pocas veces hablamos con ellas sobre la guerra; para navidad con Piaggio (su abastecedor en Malvinas), mi compañero de trinchera, hablamos algo (delante de sus hijas), pero muy poco. Ellas no me preguntan, quizás por respeto, o para que no me traigan recuerdos. Yo tampoco quiero contarles mucho lo que viví".
"Es doloroso pero alivia contar lo que uno tuvo guardado durante tanto tiempo, es como sanar", reconoció y agregó: "Cuesta mucho, te quebrás, se caen las lágrimas, pero la vida continúan y hay que seguir adelante. Nos tocó una situación muy extrema"
"La causa Malvinas es la única que une a los argentinos. Cada soldado vivió una historia diferente y es la única manera de contarlo, con la verdad, lo que uno vivió". concluyó.