"Ruly" Ferreyra es uno de los guías de pesca más conocidos de San Pedro. Debió vender una de las dos lanchas con las que trabajaba por la crisis y teme deshacerse la otra si no puede retomar la actividad. El Estado considera que una embarcación es para actividad deportiva y le negó el IFE.
La extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio debido a la pandemia puso en jaque a trabajadores independientes que no pudieron acceder a beneficios del Estado. Uno de ellos es el reconocido guía de pesca sampedrino Héctor "Ruly" Ferreyra, quien contó que rechazaron en varias oportunidades el acceso al programa de Ingreso Familiar de Emergencia por ser propietario de las embarcaciones, consideradas sólo para actividades deportivas o recreativas.
"Al principio pensamos que 30 días aguantábamos pero siempre pensamos en volver a trabajar; te querías inscribir en el IFE y nos negaron porque teníamos una embarcación, claro, el Estado no la considera herramienta de trabajo, sino un elemento de lujo", reclamó Ferreyra a través de La Radio 92.3, tras 120 días sin actividad por la pandemia y sin acceso a programas del Estado.
"No pudimos recibir el IFE, te cansas de que te rechacen, es como pedir limosna, y nosotros queríamos trabajar", cuestionó y contó: "Después salió una ayuda a los prestadores turísticos, estaba buenísima, nos inscribimos y nos rechazaron o postergaron y finalmente no lo recibimos. No sabemos por qué".
"No estoy en contra que se le de el IFE a todo el mundo, estoy contento que eso, pero no se ha considerado a todos, o al menos en la Provincia de Buenos Aires, y a pesar de que la pesca deportiva mueve millones", lamentó y agregó: "Tampoco accedimos a la ayuda para monotributistas"
"Uno siempre reserva para tener y tirar unos 30 o 40 días, cuando baja la actividad. Pero cuando nos comimos eso salimos a vender un reel, una caña, una bota y así te deshaces de lo que te costó 25 años de trabajo", reveló Ferreyra respecto de la manera en la que lograron sobrellevar los 4 meses de inactividad, y agregó: "Me llevó 25 años de trabajo comprarme un lancha, ya vendimos una de las lanchas que usábamos para trabajar con mi hijo, y cuánto tiempo va a pasar hasta que nos tengamos que desprender de la otra".
"Intentamos retomar la actividad a través de la Municipalidad, me pideron que mandemos un protocolo, y ahí está la gran bronca, por qué uno tiene que mandar un protocolo teniendo gente que tiene que trabajar para eso, para resolver el problema de cada familia", criticó Ferreyra y lamentó: "Así fuimos olvidados, estamos totalmente en quiebra, no nos queda más nada por vender".
"Ya uno la pasó, dos o tres veces, llega un momento donde ya uno no tiene edad para seguir peleandolá. Esto es algo con lo que vamos a tener que aprender a convivir, lo peor de todo es tratar de pensar cómo levantamos la cabeza", advirtió