Ricardo Ignacio Piris vivía en Río Tala, tenía 83 años, múltiples factores de riesgo y se estaba recuperando de las lesiones que sufrió al ser embestido por una camioneta. Un brote de contagios en la localidad afectó a varios miembros de su familia. Una semana después murió su yerno, también víctima del Covid-19
La historia dirá que el 30 de junio de 2020 se registró en San Pedro la primera muerte por coronavirus. Ricardo Igancio Piris tenía 83 años, había sido víctima de un siniestro de tránsito y se recuperaba en su casa de las lesiones. Era una persona que corría alto riesgo en caso de contagiarse y estaba al cuidado de familiares.
La madrugada del 30 de junio una de las hijas de Piris, que permanecía aislada tras confirmarse su contagio de coronavirus, se acercó hasta la casa de su padre -compartían predio- y notó que su respiración se desaceleraba. No podía ingresar ya que era una caso positivo de Covid-19. Comenzaron entonces las comunicaciones entre familiares y el pedido de asistencia médica. Piris murió. Un médico constató su fallecimiento y, con protocolos todavía no aceitados, el cuerpo del hombre de 83 años permaneció dentro de la casa hasta la mañana siguiente, cuando la familia comenzó a pedir atención a través de los medios de comunicación.
El 2 de julio, 48 horas después de la muerte de Piris, llegó el resultado del testeo realizado a Piris poco antes de su fallecimiento, a partir del contacto con personas infectadas: era positivo. A algunos familiares, vecinos de la localidad e incluso a parte de las autoridades de Salud les costó admitir, en ese momento, que el Covid-19 aceleró la muerte del hombre de 83 años. Sin embargo, su certificado de defunción indica que el virus fue una de las causas de su muerte.
En julio de 2020 las autoridades sanitarias establecieron una secuencia de contagios que habría tenido incidencia en la muerte de Piris: al menos una de sus nietas habría participado de un cumpleaños festejado en Río Tala. Habría contagiado a su madre -hija del hombre de 83 años- y esta, a su vez, a su padre, de quien estaba al cuidado tras el accidente en el que fue atropellado por una camioneta. En ese cumpleaños estuvo también un joven, domiciliado en San Pedro pero que residía en ese momento en zona rural, identificado públicamente como "el hermano del prefecturiano de Ibicuy", quien llegó a Río Tala sin saber que estaba contagiado. Su nexo era precisamente su hermano, integrante de la fuerza federal que dio positivo días después de haber visitado a su familia en San Pedro -ya contagiado y sin síntomas-.
La Secretaría de Salud montó un operativo en la localidad y aisló a varias familias. Fueron más de 25 los contagios en Río Tala a partir de la secuencia que comenzó con el joven prefecturiano, considerado "caso cero". Su hermano, el sampedrino que participó del cumpleaños en Río Tala, fue imputado por la Justicia Federal tras ser captado por cámaras de seguridad haciendo compras en un reconocido supermercado, después de confirmarse que era positivo de coronavirus.
Una semana después de la muerte de Piris también falleció su yerno. Silvestre Rodríguez, de 58 años, estaba internado en el Hospital tras agravarse su cuadro de salud, también afectado por el Covid-19. Varios de los integrantes de la familia fueron hospitalizados como consecuencia del brote de coronavirus que se dio en Río Tala a fines de junio de 2020.
En un año, contando desde aquella primera muerte, la pandemia se cobró en total 204 vidas en San Pedro.